LA COFRADÍA DE LOS CANTEROS
Los magníficos
monumentos del arte
de construir de la Edad Media,
y todos los
espléndidos edificios de
aquella época, que son
los que únicamente
deben ocupar aquí nuestra
atención, estaban construidos,
en su mayoría,
con bloques cuadrados de piedra,
que pulimentaban los
obreros con arreglo a los planos
del maestro, y
conforme a las reglas
del arte. Es
inútil indicar que
este trabajo exigía
el concurso de hábiles obreros; y
estos obreros eran
los tallistas en
piedra o canteros.
Origen de
las Cofradías de
canteros
Como hemos
dicho anteriormente, se
pretende que en la
Cité de Francia,
en París y
en sus alrededores,
tuvo origen el estilo
germánico (gótico). En
el transcurso del mismo
siglo, apareció en Inglaterra, en
la catedral de Cantorbery
(1171-1185), y poco
después en Alemania.
El primer edificio
construido en el
suelo alemán siguiendo
este estilo, parece que fué
la nave de
San Geréon en
Colonia (1212-1227); siguieron después
la cúpula de
Magdebourg (1211), la iglesia de Nuestra
Señora de Tréveris (1227) la
de Santa Isabel
en Marbourg (1235)
y la cúpula
de Colonia (1248). La construcción de
estas grandes obras, reunió
gran número de
masones y especialmente
de picapedreros; a
quienes unía el
ejercicio del mismo
arte, la unidad del
plan y la
combinación de todos
sus medios artísticos, haciendo
nacer insensiblemente en su seno la
cofradía o hermandad
de los canteros
alemanes. Siguiendo una
antigua tradición, el
oficio, constituido en corporación, se
instituyó en Alemania,
primero en Magdebourg
en la catedral, a
la que se
atribuye, aun que
nada lo justifique, la
fecha de 876,
cuando está perfectamente
probado que no
se emprendieron las
obras hasta el
año 1211.
Hay motivos para
creer que a
esta misma fecha
se remonta, la creación
de la cofradía
de los francmasones,
aun cuando hasta el
siglo XV (1459) no aparece
documento alguno en
que se haga
de ella mención,
cuando pudieron señalarse
ciertas negligencias "contra
la buena costumbre que
los antiguos obreros
han observado desde
los tiempos más remotos; y a
fin de continuar
siempre en el buen
camino, hemos recordado
esta costumbre tradicional,
introduciendo en ella
las modificaciones necesarias. "
Si es
cierto que el arte
del tallista en
piedra forma parte integrante de
la construcción de
todo edificio de
piedra y del estilo
en general, y por lo
tanto del que
nos ocupa, el estilo
gótico, Colonia podía
quizás reivindicar el
privilegio de haber alentado
los primeros pasos
de esta cofradía; y
en efecto otra tradición nos
presenta esta ciudad y
particularmente al célebre
escolástico Albert, conde
de Vollstadt, más conocido
con el nombre
de Albertus Magnus,
que vivía en Colonia
en 1249, como
el verdadero inventor
del estilo germánico (gótico).
"Albertus, dice Heideloff, dio una
nueva vida al
lenguaje simbólico de
los antiguos por tanto
tiempo envuelto en
un profundo sueño,
y las adapto a las formas
del arte de
construir, al cual prestó
innumerables servicios. Estos
servicios eran tanto
más señalados, cuanto
que prohibió a
las sociedades de
masones confiar a la
escritura los principios introducidos por
Albertus en el
arte de construir, principios
que debían permanecer
en absoluto secreto,
para que nunca
fueran profanados. Por esta
razón se emplearon los símbolos, cuya utilidad era
tenida en grande estima,
distinguiéndose el que llegaba a
comprenderlos y aplicarlos
perfectamente. Los símbolos servían de
regla en el
ejercicio del arte;
hacían más fácil
el trabajo de los
que los comprendían,
instruyéndolos rápidamente respecto
al objeto y
dirección que debían
imprimir a una obra. Estos
trabajos se dirigían
por medio de
este lenguaje figurado. El
espíritu de esta
enseñanza secreta estaba llamado
a ejercer una
influencia convenientemente favorable en
las logias, porque
no se admitían
en ella a los aprendices, hasta
tanto que hubiesen
demostrado ciertas aptitudes y
determinados conocimientos,
disposiciones preliminares que
los ponían en condición
de adquirir más fácilmente
la inteligencia de
este lenguaje simbólico
que no hubieran comprendido
obreros ignorantes. La
consideración de que
gozaban generalmente y
que despertaba en ellos
el sentimiento de
la dignidad, les impedía iniciar a los profanos en los
misterios de su
lenguaje. Por otra
parte, este lenguaje les serbia también
de medio de comunicación a falta
de escritura, mucho más estando
poco generalizado todavía este
arte en aquella
época. Ademas, los
masones no disponiendo de
tiempo, ni de
medios, ni de
ocasiones, podían apenas
aprender la escritura,
mientras que se
familiarizaban sin trabajo con el
sentido de los símbolos,
porque sus ocupaciones ordinarias
se les presentaba
continuamente ante la vista
y en el
curso de los
trabajos, la enseñanza
y las correcciones de
sus camaradas más experimentados contribuían
a su adelanto
intelectual.
Se pretende
que Alberto el
Grande trazó por
sí mismo el plano
de la cúpula
de la catedral
de Colonia, lo
cual es muy posible,
admitiendo que, como
aficionado al arte
de construir, haya formado
parte de los
guildos o gremios. También habría
modificado las
constituciones de la cofradía,
introduciendo en ellas
nuevas disposiciones. Es ,sin
embargo, muy difícil
determinar si dio
impulso al simbolismo
y a su inteligencia científica o si no
hizo más que dar
vida a un espíritu
hasta entonces inconsciente,
y atribuirle una
influencia determinada. Winzer
cree que la opinión
más admisible, es
que las reglas
observadas y las disposiciones tomadas
durante la construcción de
la cúpula de
Colonia revelan de un modo claro
la aplicación constante
del método inaugurado
por él. Sin
embargo, consideremos lo
que era la
ciencia en aquella
época; el importante papel que
entonces jugaban la
alegoría y el simbolismo;
la influencia mística que las cruzadas habían esparcido
durante la Edad Media,
teniendo presente la
sabiduría arábigo-judaica y la interpretación del Antiguo
Testamento que constituían
las regiones más
elevadas de la
filosofía, y sabremos con
exactitud en qué
consistían aquellas reglas,
aquel sistema del
arte de construir.
Los principios matemáticos, las figuras geométricas, acompañadas de
explicaciones místicas y de
relaciones secretas; las
alusiones bíblicas y
los signos que fueron
la fuente de
donde se derivaron
las proporciones góticas:
las reglas del
estilo gótico, aplicadas
por medio de signos
místico-bíblicos, constituían
verdaderamente el objeto
real y secreto.
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